miércoles, 1 de febrero de 2017

El Incal 6

El Incal 5

El Incal 4

El Incal 3

El Incal 2

El incal 1

A inicios de los 80, Jodorowsky creó el universo del Incal. En una bien conectada serie de novelas gráficas, describió un artefacto místico que otorgaría a sus usuarios habilidades y conocimientos de naturaleza divina. Todo empieza con John DiFool, un detective mediocre, un borracho, un perdedor que tiene como única meta en la vida ir de juerga a los establecimientos de homeoputas. Pero un día, un alienígena moribundo le da el Incal, una pequeña pirámide de cristal de poder infinito. Pronto, la transformación empieza. El Incal cambia a John, e incluso a Deepo, su mascota, una urbana “gaviota de concreto”. Y de hecho esta es una ciudad bastante peculiar. Está diseñada como un pozo, y en el fondo hay un lago de ácido. Sobre la ciudad, flota una gigantesca ciudadela. Dentro de sus muros, el clon-presidente reina supremo en un paraíso de hedonismo y depravación sexual. Pronto, el clon-presidente decide capturar a John DiFool, conciente de que el poder del Incal podría destruir toda la jerarquía. Pero al mismo tiempo, los bergs, una raza alienígena, están detrás de John. Y también lo están los tecnopadres de la Iglesia de los Santos Industriales. Y también lo está Tanatha, líder del Amok, un grupo rebelde que intenta destruir el palacio flotante del presidente y a todos los nobles que residen allí. El Incal es una travesía de pura aventura, con acción sin diluir y emociones fuertes desde el principio. La segunda página nos muestra a John DiFool cayendo al abismo, a cientos de niveles del lago de ácido. Esta segunda página es, me atrevería a decir, una de las páginas más influyentes del noveno arte. El artista Moebius (Jean Giraud), pinta un mundo entero en una sola viñeta dramática. Vemos los cientos de niveles que están encima y debajo de John DiFool, con un dominio completo de la perspectiva y los detalles, Moebius logra algo que es imposible para muchos artistas: hacer que lo fantástico parezca real mientras que añade un extraordinario nivel de tensión dramática a la escena. Seguramente, la historia de Jodorowsky no habría sido la misma sin un maestro como Moebius. Considerado, y justamente, como uno de los mejores artistas europeos, y superior a la mayoría de dibujantes de Estados Unidos, Moebius le entrega un sentido de humanidad e imaginación a un relato que aborda aspectos religiosos en un escenario de ciencia ficción.